top of page
GIJÓN, UN HORIZONTE SIEMPRE ABIERTO
Muchos son los testigos que vieron cómo Luis Ormières vivió una vida de entrega. No lo hizo de cualquier manera, de hecho, su fama de santidad pronto se extendió por la ciudad de Gijón que tuvo la suerte de acompañarle en sus últimos días de ancianidad. Huellas de un santo que, con el tiempo, han ido impregnando cada rincón de Cimadevilla, la Providencia y tantos otros lugares que él recorrió haciendo el bien. Hoy, seguimos escuchando la voz de los testigos, que despiertan en nosotros el deseo de ser cada día un poco como él: viviendo al estilo de Jesús
bottom of page




