PROPUESTA ORANTE
PASO 1 ENTRAR EN ORACIÓN
Busca un sitio donde te sientas a gusto y tranquilo/a. Ponte en esa postura que te permita estar relajado/a pero con disposición para orar. Trata de hacer silencio por fuera y por dentro. Respira hondo. Puedes encender una vela si te ayuda o poner delante alguna imagen o icono que te acerque la presencia de Jesús, de Dios o sencillamente empezar haciendo la señal de la cruz.
PASO 2
Canción "Piedras vivas" (CD Hermanas del Ángel de la Guarda)
Los dones los recibimos de Dios. Todos,
en alguna medida los poseemos.
Queda de nuestra parte hacernos conscientes de ellos
y cultivarlos para que repercutan de manera positiva
en nuestro entorno.
PASO 3 SU PALABRA
La Palabra de Dios puede ser muy potente en nuestras vidas si nos abrimos a ella y la acogemos. Este par de versículos fueron los que inspiraron a Luis para comenzar algo nuevo. Lee despacio esta cita y acógela como dicha para ti, aquí, ahora, así…
“Cada uno ha recibido de Dios un don particular…por el cual se manifiesta el Espíritu Santo para el bien de la comunidad” (ICor 7,7; 12,7)
PASO 4 COLOQUIO CON JESÚS.
Habla de todo esto con Jesús, cuéntale lo que se te mueve por dentro, lo que esta oración ha tocado en ti, lo que te hace sentir, experimentar… Escucha que te dice, mira cómo te mira… Recoge por escrito las resonancias de este coloquio.
PASO 5 CIERRA LA ORACIÓN
Puedes hacerlo con una frase que resuma este momento y repetirla varias veces. O bien rezando un Padre Nuestro o un Ave María; escuchando alguna canción que te ayude a cerrar este momento o sencillamente haciendo la señal de la cruz.
¡Necesito sentirte, Señor!
Quiero encontrarte en el rostro de los hombres y mujeres,
en la convivencia con mis hermanos;
en la necesidad del pobre y en el amor de mis amigos;
en la sonrisa de un niño y en el ruido de la muchedumbre.
¡Tengo que verte!
Quiero encontrarte en la pobreza de mi ser,
en las capacidades que me has dado,
en los deseos y sentimientos que fluyen en mí,
en mi trabajo y mi descanso y, un día,
en la debilidad de mi vida,
cuando me acerque a las puertas
del encuentro cara a cara contigo”.
Teilhard de Chardin


